jueves, 25 de octubre de 2007

Término

No necesito que me ames.
Ni me mires, ni me toques si no quieres.
No necesitarás morderme, dulce infierno.
Mátame con la daga amarga y dura:
tu indiferencia manifiesta y brava.
Nada, nada de amor, de ningún modo;
No se ama razonando a la locura.
¿Quién soy yo para darte o pretender?
Solo un loco bufón atribulado.
Un imbécil vestido de payaso
que se enturbia y desluce frente al sol.
Tu dirigiste con destreza el golpe;
de tantos que me dieron fue éste el peor:
Me dijiste que no. Que no me amabas.
Y todo terminó.
Yo presumía:
Los testigos del tiempo, los espejos,
me iban preparando el corazón.
¡Hombre! ¿No ves acaso tu pasado
que hoy va delante tuyo y te precede
como un animal viejo y adiestrado
a guiar a su cueva al viejo amo?
Tu puedes presentarte grave y serio.
Cualquier otra intención no te va bien.
Tu cuerpo y alma son solo un reflejo
de un tiempo que ya estuvo y ya se fue.

Miguel Angel Vergara

domingo, 14 de octubre de 2007

Consigna

*


Se acabó el orden se acabó el cuidado,
el recato, lo recto, lo debido;
el cauto celo, precaución y esmero
mirando la hora, la ocasión y el rito.

Todo mi corazón ha sucumbido
al nuevo ritmo de la vida breve;
se acabó el tiempo de mirar quién viene
y si estamos desnudos o vestidos.

Vamos a amarnos en medio de la plaza,
rodando entre la gente y los aplausos;
muérdanse con lujuria nuestros cuerpos,
olvidemos los cuadros de los santos.

Huyamos de una vez del compromiso
de si duerme o despierta nuestro hijo,
alarmemos el sueño del vecino
con jadeos, espasmos y gemidos.

Que todos vean como nos amamos
y fulguren los átomos del cuerpo…
Para eso somos, mi amor, para eso estamos,
¡Hagamos el amor al Universo!

MAV. 10-10-07.

(*) Cuadro: Patios de Rumbo, Miguel Ángel Vergara.