miércoles, 7 de mayo de 2008

LOS SUEÑOS

Los sueños.

Los sueños son artificios
del alma que a toda costa
quiere pescar del abismo
donde arrojamos las cosas
por descuido o por error
o por el sabio temor
que quede en la superficie
y nos provoque dolor
o angustia que en todo caso
preferimos su rechazo
aunque venga del amor.

Allí se van los fracasos,
los trastornos funcionales,
los pensamientos morbosos,
las percepciones mortales,
las malas inclinaciones,
y las buenas, o alegrías
que si no son sinfonías,
son buenas composiciones.

Pero estas vagas y olvidadas cosas
en el fondo del pozo de la mente,
se relacionan, se rechazan, muerden,
formando imágenes de diversas formas,
que se entrelazan en jugar morboso
creando un teatro bufonesco y loco
que lleno de elementos farragosos
se divierte con nuestra fantasía
y cuelga del anzuelo trozos sueltos
de pesares, disgustos y vivencias,
mezclados con orgasmos y con muertos,
gente que gruñe y ríe discordantes,
creando un puzle tan patético y veraz,
que desespera a quien pescaba suerte
hasta hacerlo saltar de su inconsciente.

A veces no. A veces la locura
del durmiente supera la amargura
natural –digo yo- de los vivientes
y en vez de escarabajos y serpientes
sueñan con sus alegres travesuras…
la niña aquélla con quien cruzó un mirar
y susurró atrevida que lo podía amar.
Sueños de realidad, sueños de vida,
que algunos tienen suerte de soñar
y despiertan alegres en el día
pretendiendo subir a la vigilia
sin que el sueño feliz se vuelva real.
Se queda allí, en la cama muy tranquilo,
y el soñador mojado de ansiedad.

“Morir…dormir…¡Dormir en paz!
Sí, dormir…¡Y soñar también! Esto nos libraría
de todos los males. Pero he aquí la cuestión…”
dice Hamlet. Porque en el abismo del alma
no hay ley, ni orden, ni organismos
que dispongan que haya luz entre las cosas
y podamos elegir las más hermosas
y construir un sueño de optimismo
cada vez que dormimos y jugamos
a pescar en el borde del abismo

Y ¡Ay! De aquél que con afán pretende
Rastrear por sí mismo el inconsciente
Y quiere, sin dormir, soñar despierto.
Pensar, pensar, hundirse en ese pozo,
Buscando y rebuscando con la mente,
Medio alienada de obsesión consciente,
La razón de este curso tan penoso.
Encontrará más pena y más presente
La forma irracional de la locura.
Pues convertir en realidad los sueños,
Eligiendo entre todos los más bellos
Es solo otro instrumento de tortura.

Miguel Angel Vergara – 7-5-8