
Se acabó el orden se acabó el cuidado,
el recato, lo recto, lo debido;
el cauto celo, precaución y esmero
mirando la hora, la ocasión y el rito.
Todo mi corazón ha sucumbido
al nuevo ritmo de la vida breve;
se acabó el tiempo de mirar quién viene
y si estamos desnudos o vestidos.
Vamos a amarnos en medio de la plaza,
rodando entre la gente y los aplausos;
muérdanse con lujuria nuestros cuerpos,
olvidemos los cuadros de los santos.
Huyamos de una vez del compromiso
de si duerme o despierta nuestro hijo,
alarmemos el sueño del vecino
con jadeos, espasmos y gemidos.
Que todos vean como nos amamos
y fulguren los átomos del cuerpo…
Para eso somos, mi amor, para eso estamos,
¡Hagamos el amor al Universo!
MAV. 10-10-07.
(*) Cuadro: Patios de Rumbo, Miguel Ángel Vergara.