jueves, 25 de septiembre de 2008

Acabo de bañarme

Acabo de bañarme

Acabo de bañarme y me miro al espejo
veo una masa informe en descomposición
y me enojo con todos pero más con mí mismo
por no estar elegante en un fino cajón.

Ya mi piel hace mucho que se viene pudriendo,
hasta creo que exhala algún poco de olor,
los huesos que me duelen por dentro ya están muertos
y esos sí que –seguro- no tienen redención.

Los dientes que me faltan, los ojos sin color,
ya no tengo ni pelos, ni ganas ni atracción.
Apenas me levanto del sillón con esfuerzo,
para ir al sanitario sospechando otro horror.

¡Qué forma tan poética de irse uno muriendo!
ni ganas de tocar esos cuerpos enfermos
cargados de gusanos que consumen por dentro
lo más fresco que encuentran, sin piedad del dolor.

¿A quién se le ocurrió crear el pudrimiento
de los hombres, las flores y las niñas tan bellas
destinadas a procrear y llenar el infierno
de este mundo insondable de absurda compulsión?

¡Qué se yo! no sé nada de la vida y la muerte.
Tan solo se me ocurre que todo es una idea
de Dios que minucioso tantos indicios crea
de lo que al fin demuestre su Gran Revelación.

Miguel A. Vergara 20-8-08

MAV. 20-8-8

Solo pensar me queda...

Solo pensar me queda…

Solo pensar me queda en las lujurias
y con ello estoy poco satisfecho.
Imaginar la forma de los pechos,
las caderas y la entrepierna oscura.

Elucubrar la formas redondeadas
y rozar con mi lengua la locura
para sentir las quejas de ternura
que provienen del goce, incontroladas.

Recuerdos del amor lleno de cuerpos,
de piel, de fuego, de sudor, de ganas,
de aquellas niñas que me amaron tanto
y prostitutas sin nombres y sin dramas.

Sentir mis genitales levantados
hasta agitar mi sangre y mi razón
y en mi pecho golpear el corazón
que a dar vida trotaba enarbolado.

Puedo decir a gritos mi verdad,
mas razonar con especial cuidado:
¿Vivir es todo, o solo lo marcado
por las normas sociales y la edad?

¿Quién nos paga deseos no gozados
y que aún persisten pese a lo vivido?
¿Acaso premian por no haber cumplido
la voluntad a nuestros cuerpos dados?

¿Quién y por qué nos ordenó el camino
que prohíbe los goces y maldice
las fuerzas instintivas de raíces
que vienen con nosotros, bien nacidos?

¿A dónde están las leyes y proclamas
que frenan nuestros cuerpos enervados
en esos días en que la sangre bulle
hirviendo incontrolable como lava?

La lava del volcán, de lo sagrado,
que sin ley ni razón la tierra quema,
los árboles y vida de la gleba,
sin piedad, sin maldad, sin divergencias.

Hoy me siento volcán, pero apagado,
tan apagado como tierra llana,
de apariencia apacible pero osado
que ya no escupe fuego, sino baba.

MAV. 20-8-08.

No me alabes Nostradamus

NO ME ALABES NOSTRADAMUS.

No me alabes Nostradamus
porque yo no estoy contigo,
sino con un buen amigo
que es cómplice del Estado.

Nunca fui amador de estrellas,
ni de lunas, ni de flores
y si parecen amores
mis actitudes plebeyas

son vómitos de los huesos
que me tragué por confiado,
más por glotón que por necio,
por soñador que profeta.

Si el mundo se mueve ingrato
a mis planes tan planeados,
seguro que dura un rato
y no tardo en ignorarlo.

Como esas niñas y nalgas
que me turbaban las piernas
en mis épocas más tiernas
y al rato ya eran nostalgias.

Pero hoy ya soy hombre manso
porque me duele el lumbago.
Estoy, permanezco y no hago
más que esperar el remanso

que me arrastre en la corriente
hasta faltarme el respiro
y muera como castigo
por haber sido prudente.

¡Qué frescura! ¡Qué inconsciente!
¡Qué estúpido ser humano!
¿Para qué vivió y vivieron
tantos ardientes gusanos?

Al final creo que un día
ganarán los animales
y como frutos letales
se comerán nuestras tripas.

Yo quisiera ser arsénico
metido dentro de un frasco.
¡No lo toquen! ¡No lo beban!
¡No lo molesten siquiera!

Que eso es una cosa fea
(puede estar creando algo)
y puede hacer mucho daño
si se sale de la cueva.


MAV. 9-7-8

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Yo no quiero estar sólo

Yo no quiero estar solo.

Mi Noble Patria, mi querida Patria.
Mi tierra Pampa de sustancia plena,
con vocación de imperio en las entrañas
y una pleamar de amor entre sus venas.

Va cayendo de pronto en un abismo
envuelta en la estulticia y la ignorancia
que nubla el seso frente al exterminio
al que llevan el odio y la ignorancia.

La fuerza de mi Patria que siempre todo pudo,
está herida en el alma con un dardo que aliena
por el obrar absurdo de sus hijos impuros
que como isocas brujas despachurran su tierra.

El suelo es lo esencial, no lo son las estrellas,
ni los dioses paganos con rayos y con truenos
que ordenaban la muerte y mandaban las guerras
para nutrir de sangre su poder y su credo.

Hoy todo está entre rejas, empezando en las almas,
las ventanas, las puertas y la triste canción,
la canción de mi Patria que naciera en endechas
de aquellos hombres grises que dejaron su sol.

Condenados a leyes de un proceso kafkiano
por el grave delito de gozar de esta tierra
sin hacer nada grande con los bienes legados
como vagos siniestros de ignorada riqueza.

Y vendrá la señora de la dura mirada
a cobrarnos la cuenta sin poderle dar nada.
Nos llevará en sus brazos como malos bastardos
a cumplir de otros padres sin piedad sus mandatos.

Yo no quiero estar sólo. Nunca tuve coraje.
Me siento avergonzado de no cumplir mi rol,
nada grande, glorioso o aunque sea salvaje,
para fundar mi vacuo pedido de perdón.

MAV. 30-5-08

ESCONDAMOS LAS PIEDRAS...

Escondamos las piedras…

Escondamos las piedras porque viene la Biblia.
Yo ya dije –por eso- no conviene creer nada.
Caminar. Caminemos entre rocas y flores,
mirando para adentro en el fondo del alma…
Porque todos se esconden si te acucia un temblor;
nos esquivan o pisan como plantas marchitas
que ensucian los zapatos y emiten mal olor.
Mira el avión que cruza dejando en el celeste
del cielo la estela de su esfuerzo motor.
Mira la sombra negra de la silueta de ella,
de la mujer que amas cual si fuera una estrella.
(Las estrellas se tardan en ponerse marchitas,
es mejor compararlas con ellas que con flores…
Además no hay estrellas en mortuorios cajones,
ni en noches de tormenta o locura infinita
cuando la muerte arde la neurosis del no).
Caminar. Caminemos por las calles sin nombres,
balanceando los brazos sin compás ni emoción,
simplemente vayamos mirando el firmamento
que quizá venga Cristo y juguemos con El
para ver quien se anima a tirar la primera,
no a María Magdalena sino a aquella vidriera
que refleja sustancias, para ver cómo es Dios.



MAV. 20-8-08.