jueves, 28 de abril de 2011

CANTO SANDIO

CANTO SANDIO


Deja ya de buscar bellas palabras;
de hacer un canto con tus versos vanos,
llenos de amor, de turbación y magia,
de tu mutante corazón aciago.
¡Qué estupidez elucubrar que es eso
lo que perdura en estos tiempos locos,
que si pasa la retina de unos pocos
se hundirá en el mundo de los necios!
Deja eso, vamos ya, busca tu amante
que te escucha y anima a cuerpo abierto,
súdale tus sentimientos en los pechos
que darán de mamar a su hijo extraño.

No digo nada nuevo. Los Romanos
vaciaban sus tensiones en Pompeya,
y Nefertitis, Helena y Afrodita...
y otras famosas que cantan los poetas,
hicieron gran honor a la entrepierna.
Después vé y comprate un castillo,
que tenga veinte mil habitaciones,
con jardines, mujeres y piscinas,
custodios, jardineros y ladrones.
¡Ah! No te olvides de las ruedas:


un parque cubierto de automóviles.
Si puedes maniobrar con tus “negocios”,
sigue con yates, aviones y helicópteros;
kilómetros de hectáreas cultivadas
y sedas japonesas en tus camas.
Todo electrónico, ventanas y portones.
Aunque la luna iluminándote las canas
te haga sentir el gasto de tus goces.

No le hagas caso al tiempo, que no pasa,
ni a los dolores de los huesos y del alma...
El día que te dé el ataque fatal,
yo te aseguro, que no sentirás nada.

Miguel Angel Vergara - 26-4-2011