jueves, 25 de noviembre de 2010

NADA

NADA


Tres días leyendo. Mis piernas se envaran.
El cerebro transa. La sangre se estanca.
Por eso si escribo el miedo me embarga.
Pero si camino, me enfermo de rabia.

Sentado o andando nunca llego a nada.
Las metas se alejan frente a mi mirada.
Yo no tuve casta, ni amigos, ni casa.
Solo un cuerpo débil y -supongo- un alma.

El cuerpo me pesa una tonelada.
Y el alma, si es alma, lo azuza y ataca
cuando me levanto en cada mañana
a cumplir el rito de estar sin ser nada.

Miguel A. Vergara - 19-10-10