jueves, 25 de octubre de 2007

Término

No necesito que me ames.
Ni me mires, ni me toques si no quieres.
No necesitarás morderme, dulce infierno.
Mátame con la daga amarga y dura:
tu indiferencia manifiesta y brava.
Nada, nada de amor, de ningún modo;
No se ama razonando a la locura.
¿Quién soy yo para darte o pretender?
Solo un loco bufón atribulado.
Un imbécil vestido de payaso
que se enturbia y desluce frente al sol.
Tu dirigiste con destreza el golpe;
de tantos que me dieron fue éste el peor:
Me dijiste que no. Que no me amabas.
Y todo terminó.
Yo presumía:
Los testigos del tiempo, los espejos,
me iban preparando el corazón.
¡Hombre! ¿No ves acaso tu pasado
que hoy va delante tuyo y te precede
como un animal viejo y adiestrado
a guiar a su cueva al viejo amo?
Tu puedes presentarte grave y serio.
Cualquier otra intención no te va bien.
Tu cuerpo y alma son solo un reflejo
de un tiempo que ya estuvo y ya se fue.

Miguel Angel Vergara