domingo, 17 de febrero de 2008

cuando ya no estás

CUANDO YA NO ESTÁS.

Yo sentía que Tú eras la alegría,
que tu alma y mi alma en comunión,
disfrutaban un sol en cada día
porque así lo queríamos Tú y Yo.

Que tu lengua, tus labios, tu saliva,
y mis pelos, mis uñas, mi sudor,
eran miel, eran leche y maravillas
resultado del fuego de los dos.

Sentía tus palabras y tu risa
como una sinfonía de ilusión
que sublimaba la realidad vivida
envuelta entre los brazos del amor.

¡Pero hay de mí si estaba ciego y sordo,
jugando mis sentidos y los tuyos
envueltos en la fiebre y el calor!
Ahora que no estás, Vida, te intuyo

y vuelves a estar conmigo pese a Dios.
Estamos, somos, existimos, todo,
en el cielo, el infierno, o en el mundo
que forjamos amándonos Tú y Yo.

No nos besamos más. Somos el beso;
nuestras bocas unidas, la pasión.
Tus brazos forman parte de mi cuello
y hasta tus pies cansados llego yo.

Somos una espiral interminable
que en un solo bloque se fundió,
no pueden separarnos somos uno:
un solo musical, sólo un color.

No nos miramos, somos la mirada,
no importa que no estés, yo soy TUYYO,
en un solo existir que abarca todo
porque así, por piedad, lo quiere Dios.

MAV. 17-2-8