viernes, 24 de octubre de 2008

Cuando yo me muera

CUANDO YO ME MUERA.

Cuando yo me muera, por piedad, no quiero
ser otro payaso en un cajón, con velas,
que me limpien luego los gordos gusanos
y que con los años mis huesos transfieran.

A mi no me importa un cajón de roble,
ni que venga gente a contar sus penas,
que lleven extraños manijas de bronce
y me dejen sólo junto a mi tristeza.

Quiero que me quemen como a los deshechos
y que mis cenizas vuelen con el viento.
Quizá a algún cultivo le sirva de abono
o le facilite sorberme al infierno.

II

Cuando yo me muera cualquier día de éstos,
los escarabajos bailarán al sol.
Todos los insectos y los animales
gozarán mi ausencia llenos de emoción.

Es mejor el fuego que todo elimina,
para que no puedan hacerme la autopsia
y saber siquiera que un día viví.
Y morí olvidado de todas las cosas.

Mi padre, mi madre, mi querida esposa,
mis hijos y hermanos no lloren por mí.
Más vale que digan que hay en la morada
un perfume raro de rosa y jazmín.

MAV. Miguel Angel Vergara – 24-10-08.