jueves, 20 de septiembre de 2007

Recuerdo

Dedicado a mi novia-esposa Cecilia.


Como un capullo colegial, acaso
adornando mi pecho florecido,
bailabas una noche entre mis brazos
que creían el sol haber asido.

Tenías dieciséis años apenas,
dieciséis años que formando un ramo
de fragantes y níveas azucenas:;
cantaban la virtud del corto tramo.

Y llevabas el sol de la mañana
ceñido a la cintura por guedejas;
calzabas dos cervatos de badana
y reflejos de luna en tus orejas.

Eras la reflexión de mi tristeza
que en septiembre, de agostos me atraía;
de mi fuego de amor la fiel pavesa
que devenir mi estrella prometía.

No recuerdo qué hablamos ni qué hicimos,
si a tus mejillas deslucí el color,
pero ahora sé que lo que allí vivimos
era la tierna edad de un gran amor.

Miguel Angel Vergara.

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