miércoles, 13 de febrero de 2008

Divagaciones

La piel, blanca, rosada
o de cualquier color,
no tiene gusto feo;
así el alma también,
el licor y el veneno.
-¿Y la mujer?
Y la mujer también.
-¿Y la sangre y la grasa?
¡No digas esas cosas
porque me despedazas!
¿Es que no ves que la mujer es piel
y que por dentro está toda rellena
de naranjas?


Mira cuánta virtud,
dar de beber al limo.
¿Estamos solos, no?
Por las dudas
habla bajito.
¡Mírate los pies sucios!
¿Te los beso?
Sí. Déjame un poquito.
¡Qué! Si la luna es sucia
como tus piececitos.

MAV. 1950-60

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