miércoles, 9 de octubre de 2013

ZUMBA QUE ZUMBA EL ZUMBIDO

ZUMBA QUE ZUMBA EL ZUMBIDO

Zumba que zumba el zumbido
desde mi primer vagido
que emití al nacer, transido
porque me dieron un chirlo
para ver si estaba vivo.
Desde entonces zumba que zumba el zumbido.
Lo oigo despierto, lo oigo dormido,
se me ha hecho carne, se me ha hecho ruido.
Ruido vulgar de los que violan  lo que es debido,
sin superarse con los sonidos
buscando en libros de otros que han sido
víctimas santas o pervertidos
que lo han escrito y se han lucido
o han sucumbido atravesados por los zumbidos,
solos, cohibidos, desprestigiados por los sonidos
bien aprendidos que, combinados, música han sido.
Los que como ovejas los han seguido,
con los sonidos más inquietantes, más encendidos,
tristes o alegres, locos, fundidos, híbridos, idos,
soñando sueños como gruñidos,
que al fin dan miedo como gemidos,
que no perduran y en el olvido
han terminado perjudicando a los oídos
de los que escuchan y han aprendido,
a interpretar bien los sonidos
para el placer de los sentidos.
Yo estoy por eso muy dolorido, casi abatido,
por los bramidos que, sin sentido
zumban que zumban en mis oidos,
como este poema que ya me tiene harto y perdido,
al punto tal que lo termino, o me liquido,
aunque me zumbe, después de muerto, cual silbo herido.


MAV. Miguel Arc Vergara   -  27-2-2013