jueves, 16 de agosto de 2007

Poesías

*

CONOCIMIENTO


¡Beati qui non viderunt, et crediderunt!
(San Juan. Evangelio 20,29)

Cuando la tierra que se anima sola,
se convierta en sustancia de reposo;
cuando la luz universal se apague
y ya tus ojos no reflejen nada,
en el imperio del silencio negro,
persistirá despierta la esperanza
y en el momento más certero y justo
seguramente lo sabremos todo.
La razón lucirá brillante y pura.
Un ser compuesto por los elementos,
explicará la realidad y el verbo,
el juego universal de los opuestos
y la conformación de lo perfecto.
Por qué empezó y termina el universo,
la vida, el amor, el odio, el sueño.
Por qué estamos aquí y a dónde vamos.
Sabremos qué es la música y la luz,
la línea, el color y el movimiento.
Veremos claramente las esencias.
La razón de lo malo y de lo bueno
y podremos vivirlo para siempre
sin agravios, sin dudas, sin fronteras.
Una alegría invadirá las almas,
la juventud conformará los cuerpos.
No habrá verdad ni deseo insatisfecho.
Seremos pura luz, conocimiento.

MAV. I-2000.



SONETO AL FIN

He plegado las alas, trastrocado,
vuelvo al infame mundo de los quietos
que examinan sus propios pensamientos
esperando encontrar lo no logrado.

He plegado las alas. Resignado
veo pasar el tiempo como un sueño.
Digo sí a lo habitual, ya nada creo.
Obscuro y silencioso soy pasado.

He plegado las alas pues el viento
que me hacía volar se ha detenido
en algo principal del universo.

Nada me impulsa ya y no he partido:
ave pesada que agotó su vuelo
sin haberse del suelo desprendido.

MAV. 7-8-7.



ME VOY

Me voy porque soy bueno,
no porque lo deseo.
Huyo porque estoy sano
de vivir entre enfermos.

Siento dejar el juego
de furtivos festejos.
Me voy porque estoy sano.
Aquí no pertenezco.

MAV. 27-3-06.


(*) Cuadro: Transferencia, Miguel Ángel Vergara.

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