
¿Quién fue capaz de señalar lo bueno
y lo malo en el mundo de mis actos?
¿Quién me inculcó en el alma sentimientos
de piedad y cuidado a los incautos?
El sol quema la tierra y los sembrados
sin mirar si lo arruina al buen labriego.
Brillante como es él así se muestra,
con su luz, con sus rayos y su fuego.
No puede andar gustándole a la gente
y brillar según crean necesario
A costa de su esencia y de su suerte
de centro del sistema planetario.
Ilumina igual lo bueno que lo malo,
tanto mata o da vida con su abrigo.
Sueñan con él la gente de los polos
y el desierto disfruta con su brillo.
Así quiero ser yo de luminoso,
diáfano y evidente, apasionado,
mostrarme sin disfraz y sin cuidado
de sentimientos vanos e ilusorios.
Y si violo las leyes despiadado,
si las ciencias sucumben con mi voz…
¡Qué me importa que digan lo que digan!
¡ Yo soy así señor, yo soy el sol!
MAV.
y lo malo en el mundo de mis actos?
¿Quién me inculcó en el alma sentimientos
de piedad y cuidado a los incautos?
El sol quema la tierra y los sembrados
sin mirar si lo arruina al buen labriego.
Brillante como es él así se muestra,
con su luz, con sus rayos y su fuego.
No puede andar gustándole a la gente
y brillar según crean necesario
A costa de su esencia y de su suerte
de centro del sistema planetario.
Ilumina igual lo bueno que lo malo,
tanto mata o da vida con su abrigo.
Sueñan con él la gente de los polos
y el desierto disfruta con su brillo.
Así quiero ser yo de luminoso,
diáfano y evidente, apasionado,
mostrarme sin disfraz y sin cuidado
de sentimientos vanos e ilusorios.
Y si violo las leyes despiadado,
si las ciencias sucumben con mi voz…
¡Qué me importa que digan lo que digan!
¡ Yo soy así señor, yo soy el sol!
MAV.
(*) Cuadro: El Diamante, Miguel Ángel Vergara
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